Las grandes ciudades ya enfrentan problemas muy grandes con índices de contaminación del aire, por ejemplo, los cuales han llegado a límites extraordinarios en los últimos años, obligando a habitar espacios públicos de otra manera, con el fin de evitar estragos por polución ambiental como problemas en vías respiratorias, ardor y picazón en ojos, nariz y garganta por citar un ejemplo palpable y común en las grandes orbes. A pesar de todo esto, la humanidad, de manera aletargada comienza a despertar y a hacer esfuerzos por recuperar y detener el daño que ha hecho al planeta. Toda esta modernidad y avances tecnológicos que han seducido al ser humano, han terminado por llevarlo a una especie de pozo infinito dentro de una sobre exposición de información, donde selectivamente solo se ve, lo que se quiere ver, solo escucha lo que se quiere escuchar, y se propone desde un lugar muy cómodo donde se cree que es y desde donde busca ser.

Envuelto en este tipo de luminosidad provocada por esta condición del être-connecté (estar siempre conectado), parece que terminamos sumergidos en una ‘oscuridad infinita’ pero escogida por nosotros mismos, donde a pesar del costo de dicha modernidad, parece que encontramos nuestras – propias – respuestas.

Cada una de las mirillas presentadas, son afectadas de manera específica, con algún efecto o grabación, que de forma individual o conectada con otras mirillas, presentan cuadros lumínicos muy coloridos. La pieza debe ser presentada en un espacio cerrado y en oscuridad total, lo suficientemente amplio para que el público pueda disfrutar la luminosidad de la pieza sin problema a colisionar con objetos y sentir las respiraciones a ritmo con las luces.Fecha y lugar de creación: Noviembre, 2018. Ciudad de México.